lunes

Ibuk




Hace dos días pude ver en el autobús mi primer tipo leyendo un e-book de esos. Yo iba a dar la clase de escritura creativa de la Universidad Popular. Se acerca la navidad, me dije, esto será un desparrame del bueno. A ver si nos ponemos pilas desde Tropo.

Observé un poco más al señor que lo manejaba: unos cuarenta, pelo engominado hacia atrás, traje, tres cuartos de cuero, maletín. Se sentó enfrente de mí. Yo leía un libro maravilloso de Ediciones Escalera, se llama “En la ciudad he perdido una novela...”. Él, no tengo ni idea.Por que esa es otra, con esos trastos, a ver cómo saca pecho uno en el autobús de estar leyendo un libro bien raro y no uno de Daniel Steel.

Después de un rato de leer cada uno nuestro libro, levantamos la mirada casi a la vez y nos encontramos allí, uno en los ojos del otro. Creo que él sonrió, pero no lo podría asegurar.

Estaban ahí, me dije, no se habían perdido para la lectura. Simplemente necesitaban que la lectura no les hiciera parecer interesantes sino modernos; que no les hiciera parecer inteligentes sino ricos.

martes

Banco en la selva Lacandona



Hace poco murió Vicente Ferrer, San Vicente Ferrer ya para algunos, y le dieron pompa hasta sacarlo en los informativos, y hacerle un reportaje en Informe Semanal, y poner su foto en todos los diarios, y que te llegaran invitaciones a porrillo en el faisbuk para hacerte admirador.

Recuerdo un libro que cayó en mis manos, lo habían escrito los de su propia fundación, que conste, que hablaba de cómo comenzó el cotarro, y sale Vicente Ferrer entrevistándose con ricos empresarios del último franquismo, con miembros preeminentes de los medios de comunicación de entonces, con representantes bien conocidos de la política de régimen y, algo que me dejó boquiabierto, con representantes del Opus dei.

Todos los inicios son duros, me dije, y lque evante la mano la primera organización que no recibe fondos estatales o de obras sociales de las cajas de ahorros. Lo importante no es cómo se consiguen los fondos sino cómo se gestionan.

Sin embargo, hay algo que siempre me mosquea porque, en mi opinión, como me dice mi padre, si de verdad algo está cambiando, si aparece una fórmula que permita salir a los pobres del hambre, no te preocupes Mariete, que no lo van a sacar en el telediario.

Hace poco me enteré de otra noticia que no comienza con los apoyos que he nombrado antes, que no tiene un apoyo casi del 7% de sus fondos de empresas, una iniciativa ideada por los mismos que les toca pelear para evitar el hambre y ganarse la dignidad cada día.


http://desinformemonos.org/2009/08/insolito-banco-anticapitalista-en-la-selva-lacandona-2/


Y esta no sale en ningún informativo.

Me da fe.

miércoles

Liceo Europa


Estuve hace unas semanas en el colegio Liceo Europa. Me invitó Manuel Zapater, estupendo lector y amante de los animales. Me enseñó la colección que tiene de peces en peligro de extinción. Impresionante. Nunca había visto algo así. También el zoológico del que disfrutan los alumnos en el laboratorio: lagartos, insectos palo, cucarachas, ranas...

Me quedé sorprendido, y por un momento desee ser niño de nuevo para que mis padres me llevaran a ese colegio y jugar con todos esos animales, cogerles cariño y estudiar biología para terminar haciendo los documentales de la 2.


Aparte de compartir interés científico, Manuel me invitó para darles a los alumnos de primero de Bachillerato, creo, una charla para motivarles en la escritura creativa. Casi ná.... Además, algo extraño, porque precisamente en ese colegio da clases uno de los mejores narradores aragoneses, Ismael Grasa.

Pero claro, él es profe allí. Y el papel de profe, compartir vida con una profe mejora la empatía con el colectivo, es siempre muy chungo. Un día, hablando con mi pareja, que por lo que dicen lo debe hacer muy bien, me decía: esto es como tu aikido, Mario, lo importante es la distancia, estar en el punto justo para que tengan confianza pero que no se pasen, para que te respeten pero no te odien, para poder reprenderles sin que por ello pierdan interés por lo que les intentas mostrar.


Afortunadamente, yo no era profe y pude hacer el payaso todo lo que quise, pasármelo bien y, creo, hacérselo pasar bien a los muchachos y muchachas que asistieron. Sus impresiones, tamizadas imagino, las negativas no las van a poner, se pueden leer en este espacio:



http://www.liceoeuropa.com/rdr.php?cat=0&id=263&id_alone=263

lunes

Matar y guardar la ropa

Buff, será también la crisis, pero lo que cuesta mantener un poco de regularidad en el blog. Aquí va la segunda reseña...
(Lo que cuesta mantener una regularidad ya en cualquier cosa...)


Carlos Salem sabe

Matar y guardar la ropa
Carlos Salem

Ed. Salto de página




Uno de las mejores cosas que tuvo la SELIN de Blanca, Murcia, y tuvo muchas, fue la posibilidad de gastarse en dinero en las editoriales y libros que a uno más le gustan.
Entre el buen montón que nos trajimos estaba “Matar y guardar la ropa” de Carlos Salem, de esa editorial, Salto de Página, que tan bien lo hace, que escoge los títulos que más nos gustan, y los enmarcan en esa sobriedad, siempre sorprendente, con la que editan (sencillamente genial la idea de colocar el código de barras en la portada, como elemento decorativo, detalles de saber hacer).
A Carlos Salem no lo había leído antes. Había leído alguna crítica, relacionada con la Semana Negra de Gijón, en la que lo trataban de nueva promesa, de renovador del género, de maestro.
La verdad, que renovador no sé, meterse en esos berenjenales me supera; maestro seguro, más que promesa, pero lo que sí que certifico es que, leyéndo Matar y guardar la ropa, te lo pasas de puta madre. Te ríes, pero no de sonrisa, sino de carcajada en el autobús.
Y te ríes porque Carlos Salem sabe, Salem maneja bien los conceptos, Salem sabe articular una historia, Salem sabe diseñar unos personajes, Salem sabe narrar y, sobre todo, Salem sabe removerte por dentro.
En cuanto al argumento, el libro tiene reminiscencias de Boris Vian, de ese refrescante “Que se mueran los feos”: un asesino a sueldo de una empresa anónima (recuerda a la famosa Murder Inc. de Albert Anastasia) con doble vida incluida, tiene que trabajar durante las vacaciones que debe pasar con sus hijos. Pero este encargo es un encargo especial, ya que el objetivo bien puede ser su exmujer o la pareja de la misma. Así que, finalmente, terminan todos en un camping nudista de Murcia: asesino, hijos, exmujer, pareja de ésta… Todos revueltos y todos desnudos.
La novela mantiene un ritmo narrativo arrollador que, sin embargo, permite pequeños remansos de paz donde el autor coloca pequeñas joyitas: frases para enmarcar, reflexiones, dardos al interior de cada uno que obligan a cerrar el libro, mirar unos instantes por la ventana y recordarse que es imposible que el libro esté hablando de uno.
Otro de los aspectos a destacar es el tono narrativo. Fresco, audaz, con un equilibrio medido entre el humor, la melancolía, la resignación y la esperanza, que permite arrastrar al lector, en apenas una página, de soltar una risa a contener un suspiro.
Un libro muy recomendable, yo al menos lo recomiendo sin miedo. Novela negra de verdad, de las que homenajea a los clásicos, de la que mira al futuro, de la que no quiere estancarse ni ser una más en las estanterías.
Y es que Carlos Salem sabe. Sabe cómo hacer que el lector no pueda dejar el libro. Y lo sabe hacer con literatura de la buena, con una prosa estudiada, cuidada, con oficio y corazón, con técnica y estudio, con sentimiento y jirones de piel sobre el papel.

Mario de los Santos